21 de Mayo de 2021

El panorama no era el mejor en el emblemático restaurante El Bolivariano, en Pueblo Libre. La reapertura de los locales gastronómicos, tras la estricta cuarentena entre marzo y julio del 2020, era una excelente noticia. Sin embargo, el toque de queda impedía laborar en horas críticas para este sector: la noche, un horario de gran afluencia.

Armando Calderón, chef del restaurante, y Angelo de Barbieri, gerente general, lo vieron como un reto. La solución: si no se puede abrir por las noches, ¿por qué no aprovechar las primeras horas de la mañana?

Así, esta dupla se metió de lleno en los desayunos y quedaron atrás los días en que el local abría al mediodía. Hoy, las puertas dejan ingresar los primeros rayos de sol a las 7:30 de la mañana, y, con ellos, los comensales ávidos de un pan con chicharrón, un tamal criollo, una salchicha huachana o alguna de sus apetecibles combinaciones.

El resultado ha sido auspicioso no solo para la oferta de la carta, sino a nivel “psicológico”, como puntualiza Angelo: “El hecho de llegar en la mañana y escuchar la máquina de café haciendo bulla también ha ayudado”.

El desayuno ha llegado para quedarse”, remata Armando, con el ánimo a tope y mirando positivamente lo que se viene para el negocio que tiene ya 30 años a cuestas.

Así de decidido se le escucha también a Angelo, fundador del local junto al conocido Santiago Queirolo a inicios de los años 90. De hecho, El Bolivariano nació en una casona antigua cerca del famoso bar Queirolo.

El aliado ideal

La idea era perfecta y los clientes responderían satisfactoriamente. Pero faltaba un aliado para que la producción sea óptima, mejor dicho, que sea exactamente lo que se necesitaba para responder a la demanda.

Nosotros pudimos apoyarlos a través del programa Crecemos Juntos. Aunque ya veníamos trabajado juntos desde hace unos años, las asesorías desde los últimos meses del 2020 han sido claves para sobreponerse a la pandemia con buenos resultados.

Es fabuloso. Ahora no compramos de más ni de menos, horneamos lo que necesitamos, tenemos el pan siempre caliente y de buena calidad”, precisa Armando.

El Bolivariano puede ahora garantizar a sus comensales pan recién horneado a toda hora del día toda la semana.

Un condimento perfecto para los distintos hábitos de los clientes. Como bien dicen Armando y Angelo, en este restaurante se puede desayunar y almorzar en cualquier momento del día. ¿Un lomo saltado a las 8:00 a.m.? No hay problema. ¿Un tamal verde como lonche o a la 1:00 p.m.? A la mesa.

Yo creo que fue un tema de supervivencia. Debíamos ocupar mesas vacías y teníamos gastos fijos que cubrir”, concluye Angelo. Definitivamente, son un excelente ejemplo de que los momentos de crisis pueden ser una gran oportunidad para la reinvención.

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